viernes, 1 de mayo de 2009

Mitad artista, mitad guerrero


Por fin llega el día que muchos madridistas esperaban desde hacía mucho tiempo. El clásico del fútbol español llega con más emoción que en ediciones anteriores. 4 puntos les separan, por lo que una victoria culé supondría tener más de media liga en el bolsillo; por contra: una victoria local podría llegar a ser el empujón final para hacerse con el título liguero. A día de hoy, mucha gente se pregunta como es posible que el equipo merengue siga luchando la liga contra un club que hace el mejor fútbol que se recuerda; la respuesta es simple: casta. No hay mejor palabra en el vocabulario español que defina lo qué es este Real Madrid. La marcha de Florentino supuso el fin del ciclo galáctico, con más pena que gloria; y en esos momentos díficiles, como a todos nos pasa, salen a la luz, los valores más arraigados que tenemos, y si algo ha caracterizado al Madrid en sus 107 años de historia, ha sido la casta.
Odio los comentarios que dicen que al fútbol no siempre ganan los que mejor juegan, porque la casta es igual o más importante que la técnica, la velocidad, etc, se trata de otra arma más utilizada en la contienda.
Italia por ejemplo no hace un fútbol bonito, ni Alemania, pero tiene ese espíritu competitivo que supone un gran valor añadido; digamos que es ese puntito que siempre achacamos a España, que hacía que nuestra selección nunca fuese campeona y que se la pegase como siempre, en cuartos.
Este Real Madrid es pura competitividad, no saben exactamente a que juegan pero su consigna es clara: ganar.
Esta etapa post-galáctica, con más detractores que defensores, ha cosechado dos títulos ligueros consecutivos y mañana tiene la oportunidad de seguir peleando en pos de conseguir el tercero, ante un Barça que es el mejor equipo que probablemente he visto jugar al fútbol en mi corta vida.
Como bien definió el genio Di Stéfano, un jugador que defiende los colores de Real Madrid es mitad artista, mitad guerrero.